Hoy te pido que veas tu proceso desde otro punto de vista, si puedes, como si lo hicieras en tercera persona y fuera a otro al que le está pasando y utilices un nuevo ingrediente para cocinar tu relación con el problema que quieres abarcar: La curiosidad.

Sin juicios, sin consejos, sin juegos de ningún tipo. Pregunta con curiosidad
Pongamos un ejemplo, estás dejando de fumar y estás trabajando con esta persona que eres tú mismo. Pues bien, desde la curiosidad plantéale a esta persona:
– ¿Qué es lo que quieres? Ojo: Tampoco  sirve contestar ninguna cosa sin sentido, ni transmitir respuestas irreales como por ejemplo: “Quiero que el tabaco no afecte a mi salud” porque sabes que tarde o temprano lo terminará haciendo.
– ¿Quién eres tú respecto al tabaquismo?
– ¿Cómo te relacionas con tu cigarrillo?
– ¿Qué obstáculos piensas que vas a encontrar cuando te decidas a dar el paso?

Este tipo de preguntas te pueden proporcionar muchas cosas a las que antes no habías prestado atención sobre  esta persona que eres tú mismo y el tema que quieres abordar
Ahora te pido que después de responder con el tiempo que necesites estas preguntas diseñes una acción que pienses pueda tener alguna repercusión favorable para ti y el tema que te dispones a tratar..

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