R.C.P. emocional Básica
/ admin /Hace unos días que he asistido a un curso de RCP. Se trataba de uno de estos cursos actualizados en los que se incluye el uso del DEA (Desfibrilador Externo Automático) como parte básica de la resucitación tras haber demostrado su eficacia en las fases iniciales de la parada cardiaca.
Resulta muy interesante la manera de abordar la parada considerando cada paso en la secuencia de actuación como si fuera el eslabón de una cadena para la supervivencia.
Me ha gustado mucho, como siempre ocurre con este tipo de cursos, en parte por la gran capacidad comunicadora de los docentes y en parte porque la formación en este tipo de habilidades cuenta con un plus especial de motivación que viene dado por una potente emoción: el miedo. Si, miedo a lo estresante que resultan estas situaciones, miedo a los entornos trágicos que las acompañan, miedo a las consecuencias legales. Miedo a la muerte… En resumen: miedo al propio miedo.
Me ha convencido descubrir lo importante que es siempre tener bien claro lo que tienes que hacer. Esto es, tener fresco el —conocimiento— en cada eslabón de la cadena de manera clara y actualizada. La opinión de los expertos es siempre una garantía de calidad y, si me apuras, el mejor protector ante problemas legales. Para ello no basta con estudiar, es necesario repetir una y vez hasta el aburrimiento cada punto del protocolo para tener automatizados los cada uno de estos eslabones .
Otro aspecto que me ha hecho reflexionar es lo importante que siempre resulta saber pedir ayuda. Conocer cuándo, cómo y a quien hacerlo e incorporar este hecho como un paso más del protocolo de actuación. Pero ojo, pedir ayuda no supone endosar mis responsabilidades a otro aunque piense que está mejor preparado que yo. En la cadena de la supervivencia esto no es posible. Tan sólo unos segundos de debate a este respecto pueden resultar trágicos de cara al desenlace del proceso.
En esta línea, otro de los aspectos a destacar es la importancia que tiene manejar el entorno. Evitar la influencia de curiosos o de personas que por su situación emocional puedan resultar un lastre para que las cosas se hagan lo mejor posible.
Tampoco hay tiempo para monólogos interiores. No te puedes permitir distracciones. Más bien al contrario, el automatismo de la actuación debe ser pleno lo mismo que la atención a las variables que intervienen en el proceso y esto también supone una lucha contra uno mismo. Contra es yo limitante que todos tenemos y que tanto nos resta cuando tenemos que abordar situaciones que se salen de lo cotidiano.
Por último también me ha llamado la atención lo importante que es saber liderar. En momentos como este nadie debe dudar quien es quien dirige la parada. Todos han de tener bien claro cuál es la persona que está asumiendo los beneficios y las cargas de ser el responsable último de la situación. Como antes decía apenas un puñado de segundos resulta crucial en momentos como este.
Aunque de todo ello lo que más me ha gustado es descubrir que todas estas conclusiones no sólo son necesarias para la RCP, creo que podrían extrapolarse perfectamente a muchas cuestiones de la vida personal y profesional.
Recuerdo que en mis primeros cursos de RCP se hablaba de los pasos de actuación con las iniciales ABCDE buscando reglas nemotécnicas que recordasen de manera ordenada cada uno de las cosas que se tenían que hacer. Ante las anteriores conclusiones yo, modestamente no sabría decir cual va antes que la otra por lo que a todas pondré una A, lo que en síntesis podría resumirse en estas 5Aes:
• Actualiza tus conocimientos.
• Aprende a pedir ayuda de la manera oportuna.
• Aíslate de los entornos limitantes, evita los distractores.
• Autocontrola tus propios mensajes ¡Cuidado con el monólogo interior!
• Asume tu liderazgo: Si te toca liderar, no lo dudes: lidera. A lo que además añadiría: Y si no te toca, tampoco lo dudes: no lideres. Colabora lealmente de forma diligente y eficaz por el bien de todos antes de que ningún inocente termine pagando las consecuencias de unas cuantas emocione mal gestionadas.