¿Te ocupas o te preocupas?

/ admin / Comentarios Inteligencia emocional

He leído varias veces el libro Inteligencia Emocional de Goleman. Se ha convertido en un Best Seller, quizá sea por eso por lo que gente hay que lo critica. A mí desde luego que sí me aporta muchas cosas.

En uno de sus capítuos Goleman  distingue  la ansiedad de la preocupación. La ansiedad, hermana del miedo, nos avisa de una amenaza. Cuando realizamos todo un proceso de pensamiento centrado en las pautas de abordaje de esa amenaza potencial, entonces entramos en la preocupación. Lo malo viene cuando la preocupación se convierte en el único  antídoto para calmar los síntomas de la ansiedad  y pasa a ser una especie de obsesión adictiva.

Goleman  alude a los trabajos de Borkovec (otro autor señalado en su libro) y enuncia un método para aprender a controlar el hábito de la preocupación:

 1º Tomar conciencia del primer acceso de intranquilidad antes de ponerse en marcha el circuito preocupación ansiedad.

Supone todo un proceso de adiestramiento.

No es sencillo aprender a «coger a tiempo» el primer pensamiento o la primera imagen mental que desencadena el ciclo.

2º Adoptar una actitud crítica ante las creencias que sustentan la preocupación con preguntas como:

  • ¿Cabe la posibilidad de que suceda el proceso temido?
  • ¿Qué puedo hacer al respecto?
  • ¿Qué más puedo hacer en este preciso momento?…

Según Góleman, “Estas estrategias determinan un curso de actividad mental que es incompatible con la preocupación”

Me gustaría añadir además un tercer punto al que llamaría Cambio físico y postural El cambio de actividad física provoca modificaciones en el sistema esquelético y neuroendocrino  que interfiere aún más el circuito ansiedad preocupación que tratamos de abortar.

Este cambio fisico puede verse incrementado si añadimos otros cambios  en la física ambiental , por ejemplo de temperatura en la habitación o en el sonido de la sala en que nos encontremos.

Como dice Paco Yuste, uno de los sabios de los que aprendí coaching, no es lo mismo ocuparse que pre- ocuparse. En este segundo caso añadimos una carga afectiva que no aporta nada más que ansiedad y sufrimiento.

¡Ocupémonos de todo y que nada nos preocupe!

Deja tu comentario: