¿Existe relación entre el PROPIO HUMOR y el AMOR PROPIO?

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Ya desde los griegos  se asociaba   la salud con el equilibrio entre los cuatro humores del cuerpo: bilis, flema, sangre y bilis negra o atra bilis. Las enfermedades surgían como consecuencia de la pérdida de dicho equilibrio.  La búsqueda  del mismo ha resultado   clave en el ejercicio de la medicina desde los tiempos de Hipócrates hasta la llegada de la medicina moderna.  En la antigüedad existían escuelas  que relacionaban el temperamento  de las personas con  cada uno de estos humores: flemático (flema) , melancólico (bilis negra), sanguíneo (sangre) y colérico (bilis)

 

Hace apenas unos días apareció en la prensa una noticia muy interesante, hablaba sobre un estudio que  asociaba  la presencia de pensamientos negativos repetitivos  con una mayor facilidad para la aparición de deterioro cognitivo y enfermedad de Alzheimer . (Marchant et al., 2020) En este estudio se sugiere algo muy importante: los pensamientos negativos repetidos  deberían ser estudiados como un posible  factor de riesgo para la demencia.

Me parece fantástico que cada vez surjan más estudios que armen con evidencias científicas lo que siempre hemos sabido de manera intuitiva.

Aparentemente las cosas han cambiado mucho desde la época de los griegos  aunque  si lo mira uno desde cierta  perspectiva tampoco han cambiado tanto.  De hecho, hoy en día se habla de una disciplina que cada vez está más en auge: la psico-neuro- inmunología (PNI) que estudia la relación entre los sistemas nervioso, endocrino  e inmunitario de nuestro organismo. Lo que  viene a explicar que la existencia de muchas enfermedades reales de nuestro cuerpo pudieran  estar originadas por una alteración en el equilibrio de estos tres sistemas. Deducimos  que, lo mismo que  en la antigüedad,  enfermedad y desequilibrio caminan de la mano.

La PNI podría explicar cómo la gestión errónea de muchas  vivencias emocionales se asocia con la aparición de muchos tipos de enfermedades.

Resulta sencillo comprender que por ejemplo ante la vivencia de una amenaza continua se produce un  estrés crónico  que da lugar a   una liberación sostenida de cortisol. Y que la liberación continua de esta hormona tenga  una repercusión negativa sobre nuestro sistema inmunitario.

Si por sistema entendemos el conjunto de interacciones entre elementos que  funciona como un todo,  podríamos decir que la correcta interacción de estos tres sistemas da lugar a un buen funcionamiento del conjunto de nuestro ser.

¿Y cuál es la mejor manera de contribuir a mejorar esta interacción? Pues los expertos afirman que existen muchas vías: comer sano, hacer deporte, tomar tiempos de descanso, meditación, visualización, practicar la risa y sobre todo cuidar mucho la calidad de nuestros pensamientos.

Todas estas actividades  son muy útiles aunque para que tengan valor se han de acompañar de un elemento clave: la disposición de la propia actitud para buscar proactivamente un estado de  buen humor. El humor o  los humores de nuestro cuerpo como dirían los griegos.

Elegir  esta actitud  es elegir  quererse  a uno mismo. Esto es, elegir  tenerse  AMOR  a uno mismo. Esta sí sería pues una buena acepción para el concepto de  AMOR PROPIO.

Por tanto cuidar el propio   humor  y tener amor propio podrían pasar a ser  dos conceptos muy cercanos.

Cuidar del propio humor es también un acto de amor. Amarse a uno mismo equivale también a tomar las cosas que a uno pasen con el mayor humor posible. Como la ciencia parece empezar a demostrarnos con estudios como el de Marchant  y colaboradores.

 

 

 

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