El milagro de «la gratitud»

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“La raíz de todo bien crece en la tierra de la gratitud”

Dalai Lama:

Siempre he escuchado decir a mi madre que “es de bien nacidos ser agradecidos.” Neruda decía: «donde la gratitud asoma se esconden los puñales del orgullo y aparece un centavo de sonrisa” Desde luego, yo también pienso que la gratitud está muy bien. Dar las gracias es bueno porque aporta reconocimiento al otro, lo que de alguna manera tiende a compensar con  justicia a su esfuerzo, generosidad o aquello que hubiera hecho para ser merecedor de ella.

Existen  personas un tanto reacias a manifestar gratitud. Tal vez sea  por un erróneo sentimiento de orgullo ante el hecho de que ser agradecido puede dejar entrever  cierta vulnerabilidad o algún tipo de carencia.

Entonces,  dar gracias ¿Qué efecto tiene sobre quien emite gratitud? ¿Es malo?

La literatura científica apunta hacia todo lo contrario. La manifestación de gratitud se asocia  con aparición de bienestar emocional sobre la persona que la emite, seguramente más aún que sobre quien la recibe.

Me ha gustado mucho un estudio hecho por científicos de la Universidad de Sao Paulo. Se trata de un metaanálisis hecho  a partir de una revisión sistemática de los efectos de diferentes  intervenciones de gratitud  registradas en bases de datos médicos. Se trata de un estudio hecho  sobre una valoración inicial de 5.522 artículos encontrados sobre este tema que fue  realizado entre los meses de enero y julio de 2022.

 Se incluyeron como participantes a niños con depresión, adolescentes, adultos y adultos mayores.  Las intervenciones de gratitud recogidas  variaron entre:

  • Diarios de gratitud
  •  Programas de conversación
  •  Capacitación en la expresión de gratitud  de forma verbal y escrita
  •  Publicación de fotografías con leyendas de gratitud
  • Trabajos con el pensamiento al orientarlo hacia cosas que nos hagan sentir agradecidos.

Los resultados concluyeron que  las personas que se sometieron a  las intervenciones de gratitud mencionadas tenían efectos positivos sobre distintos problemas de salud como los siguientes:

  • Mejoraban parámetros asociados con  ansiedad y depresión
  • Las personas agradecidas terminaban por resultar más optimistas. Tenían  mejor estado de ánimo. Experimentaban  más emociones positivas. Sus comportamientos eran más pro sociales.
  • Sufrían menos de los efectos de la  preocupación, menos dolor psicológico y  además… analizado el insomnio, este tenía menor gravedad.

Leídos estos resultados en un “estudio de estudios” (un metaanálisis) , creo que esto no hace más que confirmar la experiencia subjetiva que todos hemos tenido desde siempre.  Pienso que tal vez estaría bien introducir la expresión de gratitud como algo más frecuente en nuestras costumbres.

Como afirman muchos expertos, la gratitud también “se puede entrenar”. No pretendo ponerme cursi pero creo que  a veces tan sólo se trata de abrir un poco los ojos. Tomar conciencia de las cosas buenas que todos tenemos en nuestra vida, desde las más básicas hasta otras más complejas. Profundizar un poco en el pensamiento y encontrar razones para sentir gratitud.

El hecho de valorar desde la gratitud las vivencias presentes y pasadas aporta luz que también puede orientar nuestros pasos en el futuro.

No se trata de minimizar las experiencias dolorosas sino de encontrar maneras positivas de “configurar” nuestra forma de pensar para que la experiencia negativa se convierta en un aprendizaje sano y podamos seguir adelante de la mejor manera posible. Podríamos decir que se trata de que a los pensamientos negativos que tan cómodamente “tienden a asentar” en nuestro cerebro les podamos combatir de manera competitiva con pensamientos de gratitud.

Estamos en el mes de Noviembre. Un mes peculiar que se asocia con Hallowen, fiestas, disfraces y sustos aunque también con la tristeza en el recuerdo de seres queridos que ya no están. En algunos sitios se hacen reuniones en estas fechas sencillamente para hablar de estas personas y dar las gracias:  «Gracias porque estuviste en mi vida. Por aquello que una vez me aconsejaste. Por ese abrazo que jamás olvidaré. Por tus recetas de cocina. Porque  estabas ahí en aquel momento. Por lo que representaste en mí. Por ser quien fuiste…»

El efecto suele ser bueno porque además de contribuir a cerrar duelos ayuda a mantener los valores más positivos de cada uno que están asociados a sus vivencias con estas personas.

La clave  del ejercicio de la gratitud consiste en que  pone el foco en una selección de aspectos positivos. Es decir, de todas las posibles vivencias a las que uno puede invocar, cuando el ejercicio de gratitud es honesto,  el pensamiento se centra en la mejor conclusión posible. Entonces podríamos decir que se produce un  “milagro fisiológico”: nuestro organismo  empieza a actuar en consecuencia y mejoran los parámetros del eje neuroendocino asociado al entrés, la ira o la tristeza. Nuestra tensión disminuye. Las defensas se estabilizan y comenzamos a sentirnos mejor.

Entre las maneras de trabajar con la gratitud me parece muy interesante eso a los que algunos llaman la “meditación de la gratitud”. Se trata de centrarse en este sentimiento para enfocarse en el momento presente. Supone hacer primero un ejercicio de concentración,  quizá cerrando los ojos, respirando profundamente y buscando un estado de relajación para después traer a la mente alguna vivencia o persona que nos ayude a sentir agradecidos.

 Reconozco que después de treinta años de profesión durante mi trabajo he pasado por muchos momentos de miedo, enfado y tristeza inmerso en eso a lo que alguna vez llamé: «la triada maligna de las emociones» https://medycoach.com/la-triada-maligna-en-el-camino-de-las-soluciones/

A veces, me viene bien realizar un ejercicio de metaposición e imaginarme a mí mismo «desde fuera» sentado en la consulta. Entonces traigo a mi mente situaciones vividas, a veces complejas y duras. Personas con sus problemas, dolores y preocupaciones. Con sus ideas. Sus objetivos. Todos ellos distintos. Todos maestros. De todos aprendo. Pienso en ellos y me centro en el sentimiento de gratitud.

“Gracias”

En aquel momento  me dejo llevar por el efecto  casi milagroso de la gratitud. Mis enfados, mis miedos y mis tristezas se relajan.  

Javier Bris Pertíñez

Diniz G, Korkes L, Tristão LS, Pelegrini R, Bellodi PL, Bernardo WM. The effects of gratitude interventions: systematic review and meta-analysis. einstein (São Paulo). 2023;21:eRW0371

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